Estas vacaciones postnavideñas estuve de viaje al otro lado del Atlántico. Tenía a alguien muy cercano allí y aproveché para verle, y para tener alojamiento gratuito en Boston y hacer un viaje relámpago también a Nueva York, a 4 horitas en bus.

¿Y por qué escribo sobre ello? ¿Acaso es un blog de viajes?

El caso es que como souvenirs, en lugar de traerme un llavero de la Estatua de la Libertad o un imán del USS Constitution, busqué libros infantiles que me gustaran, fueran fáciles de contar a mis alumnos en inglés, y no estuvieran editados en castellano.

Fui a la librería de Harvard, descubrí que tiene una buena sección de infantil, y encontré varios libros que me gustaron. Lo que pasa es que luego vi que en amazon.com tenían algunos de esos libros a mitad de precio, y teniendo en cuenta que con lo caro que era el viaje no estábamos para despilfarrar, pedí mis souvenirs por internet xD

Éstos fueron los elegidos:

Nannette’s baguette

Es un libro bastante reciente (2016) del gran Mo Willems, que además parece que vive en Massachusets, el estado donde pasé la mayor parte de mi estancia, así que, oye, como souvenir este libro gana puntos xD

Cuenta la historia de una niña a quien su madre manda a la panadera a por una barra de pan, y efectivamente Nanette la compra, pero se va comiendo poco a poco la barra por el camino y no llega viva a casa. Pero su mamá la comprende y van juntas a por otra barra. Qué bien, qué idílico todo hasta que ¡la madre empieza a comerse también la barra antes de llegar a casa!

A mí la historia me hace mucha gracia, y encima el bueno de Willems va y la escribe en rima, utilizando millones de palabras que riman con baguette. Y no las deja para el final de cada estrofa. A quí no hay estrofas, aquí directamente la mitad de las palabras suenan muy parecido, y eso le da mucha más gracia todavía al texto. Me gusta leerlo en voz alta y quedar harta de repetir todo el rato la mismas sílabas xD

Pero además, las ilustraciones son para mirarlas con detalle. Sabes que tienen algo especial que no identificas, hasta que derepente te das cuenta de que los fondos son fotografías de escenarios constuidos con cartulina en tres dimensiones, y que además está todo pintado con rotus.

Y el personaje de Nanette es taaaaaan especial, tan inocente, tan graciosa y risueña a pesar de des una especie de cosa verde morfa… xD

Os dejo un vídeo por si os pica la curiosidad:

Lo he leído en clase con niños de  años, y al principio la verdad es que iban muy perdidos, poniendo cara de «¿Qué leches me está intentando decir esta mujer que no me entero de nada?». El hecho de que casi la mitad de las palabras rimen con baguette, les confunde bastante al principio, seguramente todo les suena igual. Pero en cuanto Nanette compra la Baguette y empieza a comérsela, íban por los suelos de risa. Y ya cuando la madre hace lo mismo, quedadon verdaderamente estupefactos. ¡Tenían la misma cara que Nanette en ese momento! Y yo me moría de risa.

– ¿Os ha gustado el cuento?

– ¡Síiiiiiiii!

– A mí es el cuento que más me ha gustado del mundo entero.

Son un poco exagerados xD

Time to pee!

Time to pee es también un libro de Mo Willems (jijiji), pero éste no es ninguna novedad. De hecho lo compré allí porque en españa está descatalogado desde hace mucho. Lo conocí durante la carrera, nos lo enseñó la profesora que diría que es la culpable de que hoy tenga tanto amor por la literatura infantil. Y fue leerlo y enamorarme de él, así que la oportunidad de tenerlo en casa no podía escaparse.

Se trata, evidentemente, de un libro sobre ir al baño, mi favorito en este tema, de esos que dicen que tanto ayudan en el proceso de quitar los pañales a los peques, aunque yo no lo he comprado para niños de esa edad ni con ese reto por delante.

Me hace muchísima gracia porque el narrador te va contando qué tienes que hacer cuando te entran ganas de hacer pis, paso por paso, y en las ilustraciones ves a mogollón de monísimos ratoncitos montando una fiesta para animar a los niños a ir al baño, además de sujetar todos los carteles en los que se asienta el texto.

Me gusta porque, además de ser muy gracioso, tiene muy poca letra, va al grano, repasa todas las cosas que tienes que hacer a la hora de ir al baño (aunque para mi gusto se olvidan de decirte que te vuelvas a subir la ropa), y además lo hace de una manera tan respetuosa, que te dice explícitamente que no te preocupes si no puedes hacerlo bien la primera vez, pues habrá más oportunidades.

Lo único que no me gusta son las pegatinas y la tabla de progresos con el tema de hacer pipi solito que vinen incorporados, pero bueno, como en principio no lo voy a usar para quitar el pañal a nadie, tampoco me molesta…

Lo he contado a niños de 3 años, porque creo que es a quien mejor va a llegar de todos los grupos que tengo, y quien tiene que trabajar las rutinas asociadas con el momento de ir al baño, y les ha encantado. Ya sólo que salgan váteres por todas partes les hace mucha risa, pero lo de los ratones animadores ya les ha matado. Reprodijimos con mímica todos los pasos que aparecen, y además, a raíz de una de las ilustraciones, les pregunté qué cara se les queda cuando acaban de hacer pis, y las respuestas eran para mearse de risa. Así que creo que lo volveremos a repasar de vez en cuando porque fue muy divertido.

Quit calling me a monster!

Éste no es de Mo Willems sino de Jory John (autor) y Bob Shea (ilustrador). Y se trata de un monstruo que nos pide en primera persona que por favor no le volvamos a llamar monstruo. Va describiendo su fisionomía y sus acciones habituales, que son las típicas tipiquísimas de un monstruo, pero eso no nos da permiso para llamarle así… la gracia (y el spoiler :P) del libro está en que finalmente en un descuido se llama monstruo a sí mismo, y al final tiene que admitir que lo es, pero mejor le llamamos Floyd peterson.

Me encantan las diferentes caras de Floyd durante la historia, muy diversas y sobre todo expresivas. También lo fácil que hace que nos pongamos en su lugar, llamándonos trozo de carne o advirtiéndonos que nosotros tampoco tenemos una pinta demasiado idílica mientras dormimos y roncamos, por poner un par de ejemplos.

Un libro muy diferente sobre las etiquetas. Soy así, y hago estas cosas, pero no pertenezco a ninguna categoría prestablecida por ello, yo soy yo y nadie más. Genial.

Me encanta esa boquita manchada de helado y esas gafas de cerca que usa en el supermercado xD

He de decir que, de los tres, éste es el más difícil de entender para los peques. Lo he leído un par de veces y no han acabado de pillarlo en ninguna de las dos ocasiones. Les hace gracia cómo se lo leo (porque, obviamente, hay que poner voz de monstuo para leerlo), y se quedan con detalles a los que les añaden imaginación y quieren saber más sobre ellos. Alguno, después de escuchar la palabra monster como un millar de veces, todavía piensa que es una araña xD Se lo volveré a leer más adelante, que es muy chulo y vale la pena intentarlo…

Aquí os dejo también un vídeo donde lo cuentan entero y además con gracia:

Por otra parte, tras volver de Nueva York, los últimos días que estuve en Boston nos nevó y además con fuerza, así que tuvimos que cambiar los planes turistas por otros de interior, de manera que, aunque a priori no estaba entre nuestros objetivos, visitamos la Biblioteca Pública de Boston. Y oye, qué chula, me entraban ganas de quedarme allí calentita leyendo un libro.

Parece que la han renovado recientemente, y de hecho tiene un aspecto muy moderno pero a la vez acogedor. Cada planta tiene una decoración distinta, y hay rincones tan chulos como su propio estudio de grabación. ¡Ahí es nada!

Ya os imaginaréis qué parte de la biblio buscaba yo con mayor interés. Efectivamente, la Children’s Library, que cumplió todas mis expectativas, incluso después de ver lo chulo que era el resto del edificio.

Una biblio que me da mucha envidia incluso siendo adulta, con tantos colores, sillones, puffs… y recomendaciones literarias por todas partes. A un lado encontrábamos la zona de los bebés, con una pared llena de paneles sensoriales, y poco a poco, conforme nos alejamos de esta zona empieza a cambiar el mobiliario hasta la zona donde estudian los niños más mayores.

Un sillón enorme tipo sillón real de los cuentos de hadas preside la estancia, y prometo que si hubiera entrado habría sido mi asiento durante largo tiempo, leyendo uno tras otro todos los libros que me parecieran interesantes, y por lo que veía expuesto ¡eran muchos! Qué bonito ir a la biblioteca a sentirte una princesa o una reina…

Esta biblioteca me recordó a esas maravillas del diseño que nos llegan de vez en cuando en forma de fotos de bibliotecas de los países nórdicos, sólo que, para mí, en este caso, tenía un toque especial que la hacía muy muy acogedora.

Una maravilla que ya quisiera yo tenerla cerca de casa, y, obviamente, disfrutarla con unos cuantos años menos ;)

 

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